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Los especialistas han recogido los principales argumentos por los que es mejor abstenerse de este hábito
Mucha gente se lleva automáticamente el teléfono al baño sin pensar siquiera en los riesgos. Sin embargo, cada vez más personas abandonan conscientemente este hábito. No sólo les motivan consideraciones sanitarias, sino también el deseo de reducir la dependencia de los gadgets, evitar el estrés innecesario y preservar la salud. Así lo informa la publicación Yourtango.
Los expertos señalan: el retrete es uno de los espacios más sucios, y un smartphone en la mano no hace sino aumentar el contacto con los gérmenes. Pero esto es sólo el principio de la lista de razones que llevan a la gente a esconder el teléfono en el bolso antes de cerrar la puerta del baño.
Por qué la gente deja de usar el móvil en el baño
- Minimizar el contacto con los gérmenes. Aunque cerca del 75% de la gente admite entrar en el baño con su smartphone, una parte lo deja deliberadamente fuera. Según la revista American Journal of Infection Control, los sistemas de ventilación de los cuartos de baño pueden transportar aire contaminado a otras habitaciones, favoreciendo la propagación de virus y bacterias.
- Una breve pausa a los gadgets. Según un estudio de la Universidad de Harrisburg, la persona media pasa más de siete horas al día con su teléfono. Incluso unos minutos sin pantalla pueden ayudar a reducir la sobrecarga y recuperar la concentración.
- Protección contra roturas accidentales. Es fácil que el smartphone se caiga o se moje, y las reparaciones son caras. Por eso mucha gente prefiere no arriesgarse, sobre todo en los baños públicos.
- Menos dolores de espalda y problemas posturales. Cuando la gente está absorta en las redes sociales, pasa mucho más tiempo del necesario en el baño. Estar sentado durante mucho tiempo provoca molestias y tensión en la espalda.
- El deseo de no profundizar en la adicción al teléfono. Según el International Journal of Pharmaceutical Research, más del 74% de las personas admiten su adicción al smartphone. Renunciar a él, al menos en el baño, ayuda a recuperar el control de los hábitos.
- Céntrate en planificar el día. Unos minutos sin pantalla son una oportunidad para organizar mentalmente las cosas, hacer un horario o ocuparse de los asuntos domésticos.
- Un respiro para los ojos. Un estudio de 2022 reveló que mirar constantemente una pantalla reduce la frecuencia de parpadeo y contribuye al síndrome del ojo seco. Una pausa para ir al baño es un pequeño pero útil alivio.
- Ahorro de tiempo. Los días de muchas personas están programados al minuto. Para no «atascarse» en el avance, la gente se quita deliberadamente la tentación… y vuelve al trabajo más rápido.
- Límites de trabajo claros. Los psicólogos señalan: no es necesario «llevar el trabajo a todas partes». El aseo puede convertirse en un breve lugar tranquilo donde no haya mensajes ni presión laboral.
- La necesidad de unos minutos de silencio. Para muchas personas, es una pequeña oportunidad de ordenar sus pensamientos e igualar su respiración. Incluso una breve pausa sin pantalla puede ayudar a sentirse más tranquilo.
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